Con este titulo excesivamente definitivo, su autora, la historiadora británica Rachel Laudan, sacude nuestros parámetros establecidos sobre el modo de alimentarnos a lo largo de la historia. Nos habla de conceptos como determinismo culinario, de como el nacimiento de los imperios, mil años antes de nuestra era, condiciono nuestra dieta estrechándola convenientemente hasta la austera monotonía del grano como base de nuestro sustento. Realiza un amplio recorrido profusamente documentado por las diferentes civilizaciones y sus transferencias religiosas, resaltando las muy marcadas diferencias entre la baja y la alta cocina, hasta la irrupción de las cocinas medias en el siglo XIX tras la revolución industrial. Es muy curioso entender como la nueva clase social nacida de los procesos de industrialización, tuvo que aprender a cocinar creando la base de lo que hoy llamamos cocina tradicional.
Rachel Lauden no deja indiferente a nadie, utiliza patrones visuales muy amplios, observados desde una altura suficiente para diferenciar localismos de tendencias más universales. Pero este libro también es la historia de las desigualdades que originaron los imperios, desigualdades manifestadas en el uso más cotidiano posible, en la historia de las posibilidades alimenticias de cada clase, de cada individuo y de cada momento histórico.
Una lectura recomendable para entender las claves de los diferentes hábitos y determinismos que hasta hoy día subsisten en nuestra sociedad.
La primera edición de «Gastronomía e imperio, la cocina en la historia del mundo» es del año 2013, fue editado en Méjico por la Universidad de California y no hubo una edición traducida al castellano hasta 2019.