Este es el titular de una reciente nota de prensa del OeMv (Observatorio Español del Mercado del Vino): “El consumo de vino en España vuelve a superar los 20 litros por persona y año en plena recuperación de la pandemia”.
Con estas cifras casi alcanza un reciente récord, detectado en diciembre de 2019, momento en el que superó los 23,4 l. por persona y año. Para llevar a cabo estos cálculos el OeMv parte del informe INFOVI, publicado en octubre por el Ministerio de Agricultura y que refleja unas salidas netas de vino al mercado de 978 millones de litros, cifras que reflejan notable aumento respecto al consumo interanual en febrero de este mismo año, fecha en la que ni siquiera se alcanzaron los 900 millones de litros.
En todo caso y pese a la tendencia positiva los datos siguen lejos del máximo alcanzado justo antes de la pandemia, en febrero de 2020, cuando se superaron los más de 1.100 millones de litros consumidos de vino en el mercado español.
Mirando las cifras de salidas interiores de vino del mes de septiembre, específicamente las que no acabaron en destilerías o vinagrerías, 343,9 millones de litros son los que se movieron, un 60,6% eran vinos tintos o rosados y 39,4% eran vinos blancos. Además, el mercado interior muestra un enorme predominio del granel, que en tintos/rosados alcanza un 70,5% de las operaciones y en blanco un 65,7%.
La comunidad autónoma que más operaciones lleva a cabo (también la de mayor superficie y la que más produce) es Castilla La Mancha, en donde se originaron casi el 39,5% de todas las operaciones interiores analizadas, siendo la segunda región la Comunidad Valenciana (12%) y la tercera Cataluña (10,8%). Desafortunadamente el volumen del granel en estas cifras es abrumador: un 90,2% de las salidas interiores de la Comunidad Valenciana es de graneles, frente a un 83,1% en Castilla-La Mancha o un 77,2% en Murcia. En todo caso el análisis de la cruda realidad del mercado español del vino merece un análisis aparte que no corresponde hacer hoy.
Una aproximación al consumo español de vino
Para llevar a cabo las comparaciones internaciones sobre el consumo de vinos se suele analizar el llamado consumo per cápita, es decir dividir el consumo de cada país por su población. Es cierto que los turistas llevan a cabo un consumo “interior” de vinos y eso puede modificar algo los resultados, pero normalmente este efecto se ignora. Quizás sea más controvertido el parámetro que se usa para calcular el consumo de vino por español, ya que se emplea la población total, con lo que estamos incluyendo un volumen importante de personas que no consumen vino con toda certeza (niños) y un volumen importante de personas que legalmente no pueden consumirlo y que en todo caso tampoco parece ser que lo consumen de forma habitual, como son los menores de 18 años. Evidentemente hablo de consumo de vino puesto que basta salir una noche por determinadas zonas de las ciudades para ver que el consumo de alcohol es frecuente en menores a partir de los 15/16 años.

Pues bien, si consideramos la población total de España, la última cifra oficial del INE habla de una población de 47,4 millones, con lo cual el consumo per cápita se situaría en 20,63 litros por habitante y año. Quizás sería más razonable reflejar la población de 18 y más años que, en este caso ascendería a alrededor de 39,2 millones, y con ello daría una cifra de casi 25 litros por persona y año, o, medido en botellas de 75 cl., algo más de 33 botellas al año por persona que, finalmente, para terminar con este jueguecito matemático, implica menos de 3 botellas de vino al mes.
La cuestión es que, a pesar de mis percepciones personales, la subida del consumo doméstico no llegó a compensar la caída en el sector HORECA (Hostelería-Restauración-Catering) y el consumo se vio bastante mermado con la pandemia, siendo el saldo neto ni más ni menos que del -17%.
En todo caso estas últimas cifras analizadas muestran una tendencia positiva para el sector, acompañado de cambios en el consumo por tipos y estilos de vinos y el despegue de zonas y variedades. Con ello, al menos, parece haber aumentado algo la diversidad del mercado del vino español.
Los estudios al respecto dividen el mercado del vino en 2 grandes “canales”, el canal de la Alimentación y el canal de la Hostelería. Aunque el último informe de la Interprofesional del Vino en España sobre consumo del vino habla de un “tercer canal”, no auditado por las empresas de estudios de mercado, que incluiría: vinotecas, clubs de vinos, portales on-line, ventas directas de bodegas, autoconsumo, etc.
El último estudio del que dispongo, cerrado a fecha de junio de 2021, mostraba ya una tendencia hacia la recuperación, pero menos contundente que lo que reflejan estos últimos datos que presento.
En todo caso es interesante saber que los datos reflejan que el consumidor español prefiere los vinos con Denominación de Origen, que representan más de la mitad de las ventas en volumen (55%) y casi el 72% del total en valor (a causa de su mayor precio medio). Por otra parte, los vinos sin indicación de calidad representan algo menos de la tercera parte del volumen total de ventas y apenas el 12,2% del valor.
Si analizamos por canales, en el canal de Hostelería, de nuevo los vinos con Denominación de Origen son los que dominan el mercado con el 69,3% del volumen y un 81% del valor total muy distanciados de los vinos sin indicación geográfica que apenas representan el 8,9% del valor. Por su parte en el canal Alimentación los vinos con DO destacan algo menos, pese a lo cual representan la mitad de las ventas en volumen (50,4%) y algo más de dos tercios en valor (67,4%), frente a los vinos sin indicación, cuyas ventas representan algo más de un tercio del volumen total (35,7%) pero solo el 13,7% del valor, consecuencia de precios por debajo de la media.
Amenazo con seguir con estos análisis sobre el sector español del vino en próximas semanas… y yo suelo cumplir mis amenazas.