Hay una teoría que dice que cada persona está conectada con cualquier otra del planeta por una cantidad muy pequeña de nodos en la red global de contactos. En los años 60 del siglo pasado, el psicólogo social Stanley Milgram afirmaba, ya mucho antes del invento de internet y tras su “experimento del mundo pequeño”, que cada ciudadano de Estados Unidos está relacionado con cualquier otro solamente pasando por unos 6 contactos. Yo tengo una teoría mucho más radical que incluye —como no puede ser de otra forma— el vino: Creo que el vino es tan central en nuestras sociedades occidentales que podemos relacionar cualquier tema de conversación, tarde o temprano, con esta bebida tan especial.
Como profesor universitario, a menudo tengo que explicar teorías sociales bastante abstractas, como la teoría de valor y capital de Karl Marx. Pero cualquier materia se queda menos seca si se mezcla con un poco de vino. Vamos a ver con el ejemplo de Karl Marx, el crítico de la economía política más influyente hasta nuestros tiempos, que también ahí el vino jugó un papel fundamental.
Marx nació en la ciudad alemana de Tréveris (Trier), la capital del vino de la Mosela. El vino era uno de los sectores principales de la economía de la ciudad. Por ello, en muy temprana edad, Karl tuvo contacto con el vino, la viticultura y con los problemas económicos y políticos de los viticultores. Ya estudiando su bachillerato escribió en la asignatura de religión sobre la parábola de la vid. Quizás aquí ya se vislumbraba su critica de la religión, desarrollada por él pocos años después, ya que no puso a Jesús, sino al ser humano en el centro de su trabajo.
También en Tréveris se podía ver una clara división social entre la creciente clase burguesa por un lado y los trabajadores, artesanos y agricultores por el otro. Heinrich Marx, el padre de Karl acabó siendo una de las 110 personas más ricas de la ciudad. Para subrayar su estatus social compró varios viñedos. En Tréveris, Marx conoció también a su futura mujer Jenny, que se mudó a la ciudad poco después de cumplir dos años. Para su mayoría de edad el padre de Jenny le regaló una “especulación” sobre vino que —al venderla— le aportó unos 500 taleros.
Como revolucionario, Marx estuvo perseguido durante toda su vida por las autoridades, pero solo ingresó una única vez en el calabozo. Y este episodio no tiene nada que ver con sus escritos políticos, sino con el alcohol: pasó una noche en el calabozo en los años 30, durante su etapa de estudiante en Bonn, por “embriaguez y ruido nocturno”.
Más adelante Marx se mudó a Berlín, donde formó parte del grupo de jóvenes Hegelianos. Se trató de un grupo de jóvenes estudiosos radicales que producían una gran cantidad de textos, cada uno más crítico que el anterior. Este tiempo de efervescencia intelectual sería impensable sin el ánimo y la beligerancia estimulados por la bebida. De esta época resulta la crítica de la filosofía que culmina en la exigencia de no solo interpretar el mundo de diferentes formas sino de transformarlo.
Elementos de una crítica de la economía política están desarrollados, por primera vez, a partir del año 1842 por Marx, como editor del periódico Rheinische Zeitung. Ahí escribe por ejemplo sobre el robo de leña, para no morir de frío, por parte de la población de Tréveris en los bosques pertenecientes a los señores feudales de la región. Como conocedor de la crisis económica y política de los viticultores de la Mosela pudo formular unos ataques audaces al orden establecido, lo que finalmente provocó la prohibición del periódico, pero también catapultó a Marx a la fama como crítico perspicaz.
Durante su trabajo como editor, Marx conoció también por primera vez personalmente a Friedrich Engels quien iba a ser su fiel amigo, patrocinador y —como no— suministrador de buenos vinos. En 1894 Engels escribió que los artículos sobre la situación de los viticultores llevaron a Marx a vincular lo político con lo económico y así se encaminó su trabajo hacia el socialismo.
Cuando Marx tuvo que ir al exilio a Londres, fue su amigo Engels quien mandó con regularidad vinos de alta calidad a la familia Marx. Se conocen sobre todo envíos de “vinos del Rhin”, expresión que en esta época incluía también vinos de los afluentes como la Mosela o la Nahe (rio que atraviesa a Bad Kreuznach donde Marx se casó en 1843 después de 7 años de noviazgo con Jenny). Y también tenemos conocimiento de envíos de vinos de Oporto, Burdeos y de Jerez. Hay que recordar que en esta época el vino era utilizado también como medicamento contra cualquier tipo de enfermedad. Y como Marx enfermó mucho, hacía mucho uso de esta “medicina” incluso recetada por su medico. Una receta habla de 3-4 copas de vino de Oporto y media botella de vino de Burdeos al día.
En su obra madura Marx casi no menciona el vino. No obstante, en el capitulo 46 del tercer tomo de El Capital, publicado póstumo, utiliza el ejemplo del vino para explicar la formación del precio en situación de monopolio.
De Marx nos queda una enorme obra que ha influenciado grandes partes de las ciencias sociales y humanidades, movimientos sociales y políticos, y que ha servido para defender o atacar a ideales muy diversos. Lo que pocos saben es que también queda el viñedo que perteneció a su familia. Forma parte del dominio Grünhäuser Herrenberg, y es actualmente propiedad de la bodega Maximin Grünhaus. Para celebrar el ducentésimo aniversario de Karl Marx, la bodega embotelló 1300 botellas de Riesling procedente de este viñedo. El nombre del vino: Das Kapital.
¡Salud!