El vino quizá sea uno de los alimentos (junto con el pan y el aceite) que forma parte de la historia de la humanidad desde tiempos inmemoriales, configurando una cultura propia, definiendo paisajes característicos, económicos, rituales o sociales.
La historia del vino empezó cuando aprendimos a cultivar la vitis vinífera, la vid, y extrer el mosto de la uva.
Entre el 8000 a.n.e y el 6000 a.n.e. se dieron las condiciones necesarias para la elaboración de vino en el Cáucaso, en lo que serían los actuales territorios de Georgia y Azerbayán, concretamente entre la zona situada entre el mar Negro y el mar Caspio.
Ya en el tercer milenio a.n.e la vid se cultivaba al este de Mesopotamia, en la región de los montes Zagros, desde donde los sumerios importaban el vino a Ur y Lagash. En torno al segundo milenio a.n.e., durante el esplendor de Babilonia, este cultivo se desplaza al norte del valle del Tigris. También en este milenio llega a China y Japón.
Recientemente se han encontrado los restos de la bodega de vino más antigua que hay en el territorio de Iraq. Tiene más de 2.700 años y surtía a la realeza. Es la primera vez en el norte de Mesopotamia que los arqueólogos pueden identificar un área de producción de vinícola.
Desde estas zonas de Mesopotamia fue desde donde se difundió el cultivo de la vid con las culturas babilónica, fenicia, griega, romana, etrusca y cartaginesa hacia el Cercano Oriente y el Mediterráneo.
En la península Ibérica la introducción del consumo del vino es fruto de la colonización fenicia a partir del siglo VIII a.n.e. a través de los colonizadores fenicios. Las primeras evidencias de Vitis vinífera se documentan en el yacimiento del Castillo de Doña Blanca (Cadiz), desde su primer momento de ocupación en el siglo VIII a.n.e.
En la Comunidad Valenciana, las primeras evidencias de producción de vino las encontramos en el Alt de Benimaquía, yacimiento arqueológico situado en un enclave privilegiado del Montgó de Denia. Este yacimiento tuvo una fuerte influencia orientalizante con el comercio fenicio en la costa, pionero en la producción vinícola, y permitió la entrada de productos peninsulares al comercio mediterraneo. En el Alt de Benimaquía se han documentado los lagares para la producción vinícola más antiguos de la península, con una importante cantidad de ánforas, muchas procedentes de diversos puntos del Mediterraneo, y otras de producción local, hecho que evidencia su incipiente comercio.
«Para las élites dirigentes el vino constituía un elemento de reafirmación del prestigio propio y de diferenciación social con el resto de la población». Y eso era posible porque este no es un producto cualquiera: «Ejerce un atractivo especial sobre las sociedades tribales como componente del ceremonial de hospitalidad y por lo tanto disfruta de un carácter sagrado o ritual». J. Gisbert
La vitivinicultura inició su historia en la comarca de Requena-Utiel a partir del siglo VII a.n.e., cuando se documentan las primeras semillas de vitis en Kelin (Caudete de las Fuentes) (Pérez Jordà et alii 2007a: 330-331).Kelin fue la capital de un territorio de mayor extensión que la actual comarca y llegó a formar una red de poblados ibéricos por los actuales términos de Camporrobles, Sinarcas, Fuenterrobles, Requena, Utiel, Venta del Moro y Villargordo del Cabriel. El contacto con griegos y fenicios propició el cultivo de la vid y el aprendizaje de las técnicas de elaboración del vino por parte de los íberos.
Dentro de este contexto se localizan una serie de estructuras excavadas en la roca en las ramblas de la Alcantarilla y Los Morenos (Requena), confirmándose así la generalización del vino en el mundo ibérico (Pérez Jordá 2000). Un claro ejemplo de esta producción de vino la encontramos en el yacimiento arqueológico de La Solana de Las Pilillas (Requena).
La Solana de Las Pilillas
El yacimiento arqueológico de La Solana de Las Pilillas, situado en Los Duques (Requena, Valencia), es uno de los grandes tesoros patrimoniales de la Comunidad Valenciana (declarado BIC), pues se trata de un conjunto único de lagares rupestres de época ibérica que está considerado como uno de los centros productores de vino de mayor antigüedad de estas características documentado en la Península Ibérica.
La Solana de las Pilillas, enclavada en el Parque Natural de las Hoces del Cabriel, es una formación montañosa caliza que separa las ramblas Alcantarilla y Morenos, tributarias del río Cabriel.
El yacimiento está formado por cuatro lagares, pilillas, excavados en roca, a los que se asocian una serie de estructuras anexas relacionadas con la producción, elaboración y almacenamiento de vino, donde por las características de los materiales arqueológicos asociados a suelos de ocupación, se ha datado entre final del siglo VII y el siglo V a.n.e.
Los cuatro lagares de La Solana de las Pilillas tienen características similares: Dos pilas excavadas a diferente nivel y comunicadas por orificios permitían que por el sistema de pisado y decantado, el mosto pasase de la pililla superior a la inferior para su recogida y posterior elaboración del vino para vino. De los 4 lagares documentados, hasta el momento únicamente hemos podido excavar el número 4 situado en una plataforma en ladera, al que se le asocian diferentes espacios como una bodega, en la que se han encontrado ánforas y tapones de sellado que indicarían que el vino fermentaría dentro de estos recipientes.
Reconstrucción del proceso de elaboración del vino en el lagar 4 de la Solana de las Pilillas. 1, Pisado de la uva; 2, Prensado del hollejo.
Las uvas se depositarían en los lagares donde se iniciaría el proceso de pisado, después se recogería el hollejo en esportines y se volvería a prensar mediante vigas de madera incrustadas en los orificios excavados en la pililla superior. El mosto se recogería en la pililla inferior, donde podría realizar una primera fermentación y ser trasladado a las ánforas para ser almacenadas en la bodega anexa.
Como consecuencia de las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo podemos vislumbrar la naturaleza de este yacimiento como centro productor de vino dedicado a la comercialización, excediendo el ámbito domestico o zonal, dado el volumen de producto obtenido por el cálculo de la capacidad de los lagares estudiados, sumado a la existencia en la misma Rambla de los Morenos y la Rambla de la Alcantarilla de instalaciones similares ( aunque en este caso aisladas) con una cronología del S. V a.n.e.
A día de hoy, La Solana de las Pilillas se está convirtiendo en un referente para entender el mundo del vino en la antigüedad de la Comunidad Valenciana. A la par, el yacimiento, situado en un enclave natural privilegiado ofrece una oportunidad al enoturismo de la comarca de Requena-Utiel, y ofrece numerosas posibilidades de difusión del patrimonio arqueológico.
Las nuevas tecnologías nos han permitido realizar una visita virtual 3D del yacimiento con identificación de cada uno de los elementos, y referencias bibliográficas